Aferrarse al pasado es malo, o eso dicen. ¿Y qué hay de malo en querer revivir aquello que un día te hizo, o te hizo creer, lleno y completo? Lo llaman "el camino fácil". Y es que nos empeñamos en complicarnos la vida, porque si es fácil será que no merece la pena. O al menos eso he oído decir.
Recuerdos. Queremos revivir épocas pasadas y nos cuestionamos una y otra vez: "¿Por qué cambió, qué hice mal?" Y seguramente no encontremos una respuesta coherente, tal vez es que sean preguntas sin respuesta.
Miedo a lo desconocido, miedo al presente inestable que nos ofrece un futuro incierto e inseguro. Perdidos en un mundo extraño, indefensos ante cualquier peligro. La sociedad nos arrastra, somos como una corriente de agua. Aunque no fluimos, nos impulsamos hacia delante, pero no sabemos el destino exacto. Todos somos empujados y empujamos sin sentido alguno. Establecemos normas y parámetros que debemos cumplir, ¿y sí no los cumplimos? nos castigamos a nosotros mismos, nos damos la espalda unos a otros. O te unes al mundo o eres uno contra el mundo. Hay que hacer lo que el mundo dice, él sabe lo que está bien o lo que está mal. Pero, ¡qué equivocado está a veces!
¿Cabeza o corazón? Somos razonamiento y somos sentir, pero: "El corazón tiene razones que la razón no entiende", o eso es lo que dicen. Entonces, ¿qué sentencia nuestro camino?
"Dejarse llevar suena demasiado bien", Por experiencia sabemos que aún llevando nuestra vida controlada y con seguridad vivimos en la incertidumbre, así qué me pregunto por qué no deberíamos dejarnos llevar. Fluir sin que nos arrastren, fluir libres. Hacia delante, hacia atrás, a la derecha o quizás hacia la izquierda, seamos libres de elegir nuestro camino. Que nadie nos diga que nos estamos equivocando, que seamos nosotros mismos los que nos demos cuenta. Los que tropecemos y sigamos sin aprender, o los que hayamos encontrado la respuesta en las sombras que creíamos muertas. Nada es eterno, pero nada muere del todo, sigue quedando en esencia, sigue existiendo. La vida está llena de contradicciones.
Buscamos el camino fácil, pero nos enredamos en él, tal vez porque no nos fiamos. Si la respuesta está ante nuestros ojos seguramente la ignoremos. Nos equivocaremos, y nos preguntarán: "¿Y qué pasó? y sólo podremos contestar: "Nada, lo de siempre. La vida".