lunes, 10 de agosto de 2015

Adiós por hacer que lo fácil fuera difícil y por convertir mis rectas en curvas.

 Adiós por todos estos años, adiós por conocernos, adiós por separarnos. Adiós por cada momento, adiós por tu amistad, por tu amor. Adiós por quererme, y por dejar de hacerlo. Adiós por quererte tanto. Adiós por engañarte, adiós por engañarme, adiós por hacernos daño, adiós por ayudarme, y por destrozarme. Adiós por todos tus besos, adiós por tus ganas de salir corriendo. Adiós por tantas primeras veces, adiós por todas las oportunidades que nos hemos dado, adiós por confiarte tanto, adiós por las mentiras.

 Adiós por la rutina, por perder la ilusión, adiós por los secretos. Adiós por nuestros viajes, por los planes que hemos dejado sin hacer, adiós por todo lo bueno, y por todo lo malo. Adiós por no saber ayudarte a encontrarte, adiós por perderme. Adiós por no entenderlo. Adiós por el primer amor, adiós por llenarme todos mis vacíos, y adiós por volver a dejarlos abiertos. Adiós por volver tantas veces, adiós por egoísta, adiós por dejar de confiar, adiós por tus manías, adiós por las mías. Adiós por el agobio, adiós por la distancia, adiós por los reencuentros, y adiós por todos los adioses. Adiós por no dejarte ir, adiós por odiar tener que decirte adiós. 

 Adiós por todas mis cartas, adiós por la tuya. Adiós porque el primer amor nunca funciona, adiós por creer que tú y yo funcionaríamos. Adiós por no poder hacerlo fácil, adiós por cuando todo fue tan fácil. Adiós por habernos metido en este laberinto. Adiós por todo lo que me has enseñado, adiós por todos los recuerdos. Adiós por las noches juntos, y por las noches de soledad. Adiós porque sigo confiando en esto, y adiós porque debo dejar de hacerlo. 

miércoles, 18 de marzo de 2015

La carta sin sello.

Para ti,

Me resulta extraño tener una carta tuya entre mis manos, una carta de despedida. Más que extraño podría decirte que me produce una gran tristeza; pues si lo recuerdas, todo empezó (cuando empezó de verdad) con una de mis cartas, que en nada se parecía a esta tuya, casi cuatro años atrás... Toda nuestra adolescencia se ha forjado en un nosotros que desgraciadamente debe dejar de existir.

Tras leer tu carta, contemplar tu letra, ver que fijabas todo esto por escrito, como algo imborrable que ya no tiene remedio, quise contestarte, y aquí estoy. Me hubiera gustado mandarte una carta con su sobre y sello, pero en estas circunstancias creo que lo más prudente es que no lo haga. No creo que empezar una correspondencia por carta sea lo más sensato en estos momentos, aunque casi ha sido lo único que nos ha faltado para intentar comunicarnos en esta distancia que se ha sumado a todas las cosas que están o ya estaban en nuestra contra.

La verdad es que no sé si llegarás a leer esto, si no es así al menos me conformo con poder soltar todo o al menos parte de lo que llevo dentro.

Son tantas las veces en las que nos hemos despedido que es difícil pensar que esta es la definitiva. No obstante prefiero no pensar en ello, pues ahora mismo alejarnos es el único remedio para el drama que sin querer hemos formando en nuestras vidas. Y del mismo modo que tú, me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí, por qué no hemos sido capaces de irnos cuando podíamos escapar sin abrir tanto las heridas, sin quemarnos al soltarnos; o por qué no hemos podido no llegar a esto y seguir forjando un nosotros infinito. Mi respuesta es tan inconclusa como la tuya: no lo sé. Puede que no haya respuesta ni siquiera, no siempre somos capaces de resolver ciertos enigmas que nos plantea la vida.

Después de todos los intentos, de todas las caídas, de todas las posibles soluciones que hemos intentado poner en marcha para no perdernos, no hemos encontrado nuestra fórmula adecuada. Siento de veras no haber conseguido que todas tus dudas, que todas tus frustraciones y miedos, que esos monstruos no hayan desaparecido. Siento haberte hecho llegar hasta este punto, hasta tu propia perdición personal. Si la tuya estaba conmigo, la mía comienza cuando te vas; sea como sea hay que encontrarse fuera de esto, fuera de nosotros, o como me dijiste el otro día "saliendo de mí".

Y si me tengo que quedar con algo de esto decidiría quedarme con absolutamente todo. De principio a fin no quisiera borrar nada, aunque mentiría si no te dijera que cambiaría aquellas cosas desconocidas que han acabado contigo y conmigo. Así que, aunque ya te lo haya dicho infinitas veces, gracias por ser mi amigo, mi pareja, mi ex, mi apoyo incondicional, mi primer amor, mi primer desengaño, mi fuerza en los días malos y mi carga en otros. Gracias por haber exprimido todo lo bueno de mí y por descubrirme los rincones más oscuros de mi "yo".

No sé si solo serás una de esas personas que simplemente se cruzan en tu vida y te marcan para siempre pero luego se van, o por el contrario seguirás estando. Miles de veces he pensado que tú y yo eramos diferentes, y que si no nos deshacíamos cuando el resto del mundo nos veía deshechos sería por algo. Puede que me haya equivocado, quien sabe. Sea como sea espero que consigas hallar esa paz dentro de ti, que consigas tu equilibrio personal y que encuentres esa felicidad que tanto tiempo llevas buscando.

Siempre he odiado las despedidas, decir "adiós" es algo que jamás he soportado. No voy a hacer una excepción ahora, aunque en cierto modo esta respuesta a tu carta sea como una despedida. Y aunque realmente aún podría decir muchas más cosas, ahora mismo prefiero guardarlas, de la misma manera que te voy a guardar a ti.

Siempre con cariño,

Sara