lunes, 10 de noviembre de 2014

Un desván vacío.

Hoy he subido a mi trastero, ese pequeño lugar donde  parece que solo hay polvo y cosas viejas e inútiles. La bombilla estaba fundida y la puerta tiene un cerradura tan antigua que cualquiera podría entrar y robar todo lo que hay dentro, aunque, ¿para qué? No hay más que polvo y cosas viejas.

Nada más abrir la puerta, cuidadosamente, me abofeteó en la cara, de golpe, todo lo que había allí dentro, como si el pasado personificado no quisiera que entrara. Tal vez fue un error abrir esa puerta, puede que no estuviera lista para recordar o para olvidar, pero ya estaba dentro.

He observado con la luz que venía de fuera las "miles" de cajas, cajas llenas de recuerdos, que con tan solo olerlas se sentía la enorme carga que había en su interior, la antigüedad de todo aquello se palpaba en el ambiente. Y mientras mis ojos se acostumbraban a la penumbra tras cerrar la puerta, mis manos tocaban todo lo que estaba a mi alrededor.

Cuando mis ojos, al fin, se han acostumbrado a luz que entraba por esas tres pequeñas rendijas del techo, he comenzado a sentir vacío, pese a que estaba rodeada de todo; todo lo que ya no estaba. Objetos insignificantes en cajas enormes, es extraño como un simple objeto puede hacerte viajar al pasado en un instante. Cada caja contenía una historia, un recuerdo distinto, una etapa de un tiempo que ni fue mejor ni fue peor, simplemente fue, y ahora el olvido ha comenzado a engullirlo sin piedad.

El olvido, ese monstruo hambriento y sediento, que te deja vacío por dentro, que te roba todo lo que un día fue tuyo, y cuando menos te lo esperas no te queda absolutamente nada. Tan solo quedan cajas y cajas, pilas enormes de cajas cerradas, con polvo y cosas viejas que jamás vas a volver a utilizar. Y es que "lo he cambiado todo de lugar", me han cambiado todo de lugar. El infinito caos se encuentra en ese pequeño cuarto en el que al entrar una espesa bruma me rodea, y no veo nada, pero al mismo tiempo lo veo todo, todo lo que no hay.

Intento comprender que fue lo qué sucedió, por qué todo se rompió en mil pedazos y cómo no fuimos capaces de parar todo aquello, por qué todo se ha reducido a un cuarto sucio con cajas y cajas y cajas llenas de nada. "Quién mueve los hilos", quién decide cuándo todo acaba.


Love of Lesbian – La Parábola Del Tonto