martes, 31 de mayo de 2011

A.

Y antes de marcharte me abrazaste, como hacía tanto tiempo que no lo hacías, y quise que ese momento no pasara nunca y entonces lo dijiste, me dijiste casi al oído que me querías, llevabas demasiado tiempo sin decírmelo, y yo te abracé más fuerte. 

Me pregunto si este es el final, si debo dejarlo ir totalmente. Si esto ha llegado a su fin, tal vez ya no haya nada más a lo que dar de sí. Probablemente sería lo más sensato, pasar página como se suele decir, cuando las cosas llegan a su fin es mejor dejarlas ir, dejar de rizar el rizo, dejarlas libres. Tal vez te sorprenda que te escriba esto pero lo necesito, necesito desahogarme porque siento que me falta el aire. Tengo dieciséis años y es la primera vez que me siento así, que sufro de esta manera, y tal vez dentro de unos años me ría de todo esto, pero ahora, en este preciso momento lloro y me siento vacia, como si tuviera un gran vacio, un agujero negro en el pecho. Y creeme que no lo entiendo, que no me entiendo. Quién sabe tal vez sea el karma, antes sufrió él, ahora me toca a mí. Y ahora siento que he sido y sigo siendo egiosta con él: antes por no entenderle y ahora por no querer perderle. No me consuela saber que si hubiera vuelto a ocurrir algo entre nosotros hubiera salido mal de nuevo porque no era nuestro momento, no, no me consuela, como tampoco me consuela el pensar que tal vez en un futuro pueda salir bien. ¡NO! porque él se va a olvidar de mí y yo quiero olvidarme de él, pero ¡dios! duele tanto verle día tras día, tanto como saber que él ha podido pasar página. Esto era precisamente lo que no quería que ocurriera, sí es egoista lo sé, pero siempre dije que me daba igual con quien o cuantas estuviese, pero que no quisiera a ninguna o al menos no como me quería a mí. Luego me contradecía porque también solía decir que quería que encontrara a una chica que le hiciera feliz, que le diera todo aquello que yo no podía darle y yo encontrar a alguien que me diera lo justo que yo pedía.

La vida es muy egoísta pero a veces hay que arriesgarse, saltar a la piscina, sí, tirarse de cabeza sin miedo, abrir puertas sin importar lo que haya escrito en ellas, simplemente seguir adelante con decisión y con valentía para saber afrontar cualquier tipo de consecuencia. La vida es eso, es arriesgarse y conseguir o tal vez perderlo todo, todo menos la esperanza.