miércoles, 18 de marzo de 2015

La carta sin sello.

Para ti,

Me resulta extraño tener una carta tuya entre mis manos, una carta de despedida. Más que extraño podría decirte que me produce una gran tristeza; pues si lo recuerdas, todo empezó (cuando empezó de verdad) con una de mis cartas, que en nada se parecía a esta tuya, casi cuatro años atrás... Toda nuestra adolescencia se ha forjado en un nosotros que desgraciadamente debe dejar de existir.

Tras leer tu carta, contemplar tu letra, ver que fijabas todo esto por escrito, como algo imborrable que ya no tiene remedio, quise contestarte, y aquí estoy. Me hubiera gustado mandarte una carta con su sobre y sello, pero en estas circunstancias creo que lo más prudente es que no lo haga. No creo que empezar una correspondencia por carta sea lo más sensato en estos momentos, aunque casi ha sido lo único que nos ha faltado para intentar comunicarnos en esta distancia que se ha sumado a todas las cosas que están o ya estaban en nuestra contra.

La verdad es que no sé si llegarás a leer esto, si no es así al menos me conformo con poder soltar todo o al menos parte de lo que llevo dentro.

Son tantas las veces en las que nos hemos despedido que es difícil pensar que esta es la definitiva. No obstante prefiero no pensar en ello, pues ahora mismo alejarnos es el único remedio para el drama que sin querer hemos formando en nuestras vidas. Y del mismo modo que tú, me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí, por qué no hemos sido capaces de irnos cuando podíamos escapar sin abrir tanto las heridas, sin quemarnos al soltarnos; o por qué no hemos podido no llegar a esto y seguir forjando un nosotros infinito. Mi respuesta es tan inconclusa como la tuya: no lo sé. Puede que no haya respuesta ni siquiera, no siempre somos capaces de resolver ciertos enigmas que nos plantea la vida.

Después de todos los intentos, de todas las caídas, de todas las posibles soluciones que hemos intentado poner en marcha para no perdernos, no hemos encontrado nuestra fórmula adecuada. Siento de veras no haber conseguido que todas tus dudas, que todas tus frustraciones y miedos, que esos monstruos no hayan desaparecido. Siento haberte hecho llegar hasta este punto, hasta tu propia perdición personal. Si la tuya estaba conmigo, la mía comienza cuando te vas; sea como sea hay que encontrarse fuera de esto, fuera de nosotros, o como me dijiste el otro día "saliendo de mí".

Y si me tengo que quedar con algo de esto decidiría quedarme con absolutamente todo. De principio a fin no quisiera borrar nada, aunque mentiría si no te dijera que cambiaría aquellas cosas desconocidas que han acabado contigo y conmigo. Así que, aunque ya te lo haya dicho infinitas veces, gracias por ser mi amigo, mi pareja, mi ex, mi apoyo incondicional, mi primer amor, mi primer desengaño, mi fuerza en los días malos y mi carga en otros. Gracias por haber exprimido todo lo bueno de mí y por descubrirme los rincones más oscuros de mi "yo".

No sé si solo serás una de esas personas que simplemente se cruzan en tu vida y te marcan para siempre pero luego se van, o por el contrario seguirás estando. Miles de veces he pensado que tú y yo eramos diferentes, y que si no nos deshacíamos cuando el resto del mundo nos veía deshechos sería por algo. Puede que me haya equivocado, quien sabe. Sea como sea espero que consigas hallar esa paz dentro de ti, que consigas tu equilibrio personal y que encuentres esa felicidad que tanto tiempo llevas buscando.

Siempre he odiado las despedidas, decir "adiós" es algo que jamás he soportado. No voy a hacer una excepción ahora, aunque en cierto modo esta respuesta a tu carta sea como una despedida. Y aunque realmente aún podría decir muchas más cosas, ahora mismo prefiero guardarlas, de la misma manera que te voy a guardar a ti.

Siempre con cariño,

Sara






No hay comentarios:

Publicar un comentario